No me había interesado antes por la obra del Stefan Zweig porque, aún habiendo oído que era un gran escritor del siglo XX, nadie se había tomado realmente la molestia de hablarme de ninguno de sus libros, y aún menos de recomendármelos. Como parte de un curso al que he asistido hace poco, tenía que leer un par de novelitas cortas a elegir entre una lista de algo más de una docena, y quiso el azar que, justamente, en la librería a la que acudí para comprarlos no tenían más que dos: La muerte en Venecia, de Thomas Mann, y Novela de ajedrez, de Stefan Zweig.
Del autor, solo os diré que se suicidó en Brasil, acompañado por su mujer, poco después de haber dejado por escrito las siguientes palabras:
«Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal el bien más preciado sobre la Tierra.»