Thursday, May 31, 2007

Trópico de Capricornio

Henry Miller aparece en este libro aparentemente autobiográficos como un despreocupado canalla que vaga por el mundo sin rumbo ni pesar, viviendo en la soledad más absoluta pese a vivir rodeado de gente en los barrios de Nueva York, pues toda esa masa ingente pasa los días alienada pensando en dónde ganar el dinero que prestarán a Miller, mientras él divaga, alucina en algunas ocasiones debido a su gusto por lo surrealista, divaga sobre todo y sobre nada, sobre el amor y el trabajo, y sobre todo por la literatura, que por el tiempo en el que sitúa su historia comenzaba a picarle con ansia, aunque todavía el veneno no le había llegado a penetrar hasta la médula, tal vez por la sobredosis de sexo descontrolado en la que el joven ocupaba sus días; y está claro que teniendo la parcela de las lucubraciones –como el mismo diría- cubierta, quién puede pararse a pensar en nada más que en sí mismo y en lo bonito de la luz del día.

Trópico de Capricornio es, pretendidamente, una novela rabiosa y reveladora en cuya lectura, sin embargo, pueda uno llegar a encontrarse apaciguado por las palabras del autor, tal vez por sus extensas divagaciones acerca de la nada y otros dioses mastodónticos, o aunque solo sea por terminar convencido de que en el mundo hay gente más irresponsable y malparada que uno mismo... y en el fondo tampoco les va tan mal.

Al final, un giro inesperado para su propia conciencia ensambla los cables que faltaban para dar verdaderas alas, grandes, muy blancas y hermosas, a su vida y a su inspiración. ¿Cuál será el detonante? Os lo dejo descubrir a vosotros mismos...